Es normal hoy en día ir por la calle y observar como la gente cada día se muestra más afectiva gracias a este síndrome. Aun recuerdo aquellos días en que las personas solían mantener una distancia de al menos 50 centímetros entre personas, ahora en la actualidad tan solo mantiene una distancia de 10 centímetros entre ellos y a veces esta distancia se reduce a 1 centímetro, lo podemos ver en las esquinas donde están los semáforos al momento de esperar la luz verde para cruzar la calle, también lo podemos ver en los negocios, tiendas del centro de Santiago en las plazas, en las bancas de plaza de armas, donde antiguamente uno solía sentarse solo a ver a las palomas comer las migajas de pan y también ver uno que otro peruano tratando de atrapar alguna paloma, en fin este síndrome hace ya algunos meses que se ha hecho muy común entre la comunidad santiaguina.
Si usted se pregunta “Síndrome Sardina”? que es eso? De donde salio? No se preocupe es un síndrome el cual hoy yo acabo de descubrir, me siento feliz de mi hallazgo, pero donde comenzó esto se preguntara pues bien relatare como fue que yo descubrí esta nueva patología del santiaguino contemporáneo.
Solía yo levantarme normalmente un día como hoy a mi trabajo como santiaguino que soy y que actualmente se acostumbra al nuevo horario instalado por el nuevo sistema de transporte ósea o te levantas a las 6:30 para llegar a las 8:30 al trabajo o mejor te buscas un trabajo de nochero porque realmente no hay mucho de donde elegir para tener un horario decente, bueno la cosa es que una apacible mañana se transformo en un caótico viaje en metro, estaba yo esperando el carro de metro en la estación la Granja tranquilamente llega el metros, se detiene, abre las puertas, miro, subo al carro ya genial abordo y esperar que llegue a la otra estación, metro se detiene, abre sus puertas y en eso una turba enervesida de gente desesperada por subir al carro me aplasta contra dos personas dejándome prácticamente acostado sobre una señora, “huy perdón, disculpe, fueron solo las palabras” ya al menos dije “bueno es Santiago hacen 0 grados a esta hora bien al menos un poco de calor humano no es tan malo”, al fin llegamos a la estación de trasbordo al bajarse suena ese maldito pito del metro “tuuuuuuuuuuuuuuuuu” la gente se vuelve loca como si el mundo fuera a explotar, empieza a bajar alteradamente a empujar a tironearse, el andén es pequeño cuidado señora, no se tire a la línea del tren, oiga no se cuelgue de mi, fueron frases que salieron apaciblemente de mi boca mientras todos caminábamos hacia la escalera mecánica como quien ve el ganado ir al matadero, en ese momento me recordé una parte de una película de un campo de concentración Nazi se me hizo la idea de que íbamos todos camino a un horno o una cámara de gas.
Hasta ahí no había compartido más de un par de minutos con algunas personas pero ya conocía el olor de algunos perfumes y también las tapaduras de muela de algún otro individuo, luego de mi breve momento de holocausto judío seguí mi rumbo a la combinación de línea para llegar a mi trabajo, en eso llegamos a la estación , si digo llegamos iba con mi hermana pero ella llevaba su pelea con medio mundo asesinando viejas chicas por otro lado ya que es mejor velar solo por cada uno para sobrevivir o moriríamos ambos en el intento, la cosa que se escucha una voz por un parlante que dice “Próximo tren rumbo estación Quinta Normal no realiza viaje de pasajero” y yo rayos y centellas, como no?! La fila era monumental el andén estaba lleno daba una vuelta completa, desde la escalera parecían pequeñas hormiguitas comiéndose entre ellas por obtener un rinconcito, en eso llega el próximo tren y con esa amabilidad que caracteriza al santiaguino estresado fue un mar de gente aplastándose entre ellas subiéndose al carro, subiéndose unos encima de otro y yo con cara de tragedia diciendo que onda, en fin aquí no me voy dije.
Al fin llego otro metro, puse actitud de no me aplastaran, cara seria, abre las puertas el metro y solo me di cuenta que ya estaba abordo pegado a la puerta del otro lado como con 200 personas en un mismo carro, se escuchaban cosas como “señor podría sacar su mano de ahí, esa es mi pechuga” “ya, ahí bajo una persona ahora caben 5 mas” todos apretaditos, uno al lado de otro, otros montados encima de otros que terrible mire a mi alrededor, quede frente a una persona a mi izquierda así que preferí no mirar a ni una lado y solo mirar hacia arriba hasta esperar llegar a estación Baquedano donde supuestamente debía bajar gente, y ahí fue ahí cuando me di cuenta como se sentían las sardinas dentro una lata, y ahora comprendí porque la gente anda tan apegada no es cariño si no los efectos de un largo, continuo y diario viaje en metro, me pregunto yo ahora ¿ Oh y ahora quien podrá despegarnos?
lunes, mayo 28, 2007
SINDROME SARDINA!!!
Infectado por Netscope a las 8:31 a. m.
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4 Comments:
jaja me reio mucho con lo que escribes..
yo lo unico que podria decirte es que vivas en viña XD jajaja
muacks!
Doy gracias de vivir en osorno =) aun no s queda tranquilidad aqui ^^ saludos feusho haha tengo nuevo blog... me olvide del otro xD
kisses
jajaja holocausto judio??
puff vaya que el metro en Satiaguito es peor o igual que el sistema colectivo metro de aca mexico . . .
pero falto en tu anecdota el clasico policia justiciero... XD
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